lunes, 22 de abril de 2013

Djokovic vence a Nadal



Hay un Rafael Nadal orgulloso, que elude cinco disparos con el sello de un 6-0 y hasta mete el miedo en el cuerpo a Novak Djokovic. Y un Nadal desconocido, que pierde en blanco su servicio cuando se disponía a igualar a un set. Hay, a la postre, un octocampeón destronado, que pierde el oremus allá donde nadie le había hecho sombra en casi una década. Un nuevo monarca en el Principado. Por derecho. Existen circunstancias insoslayables en el rendimiento del español, pero ninguna de ellas invita a cuestionar el triunfo del número uno del mundo, muy superior salvo en instantes concretos del segundo set. Incluso ahí demostró su poder, capaz de volver por dos veces de un break, de eludir a toda costa la eventualidad de un tercer parcial. 

Tras perder frente a Nadal las finales de 2009 y 2012, Novak Djokovic ya manda en Montecarlo. Es el único tenista que ha derrotado al español en los tres torneos de nota antes de Roland Garros: lo hizo también en Roma y Madrid, en 2011. Este dato trasciende la interpretación puntual que pueda hacerse del partido que nos ocupa. Queda claro que el serbio es adversario para Nadal también en tierra batida, y que podría serlo también en Roland Garros, donde el año pasado cayó en cuatro sets en la disputa directa por el título. Lo normal es que de aquí a entonces, el siete veces vencedor en el gran templo de la arcilla evolucione en la mejor dirección, vaya disolviendo las lógicas inquietudes después de estar siete meses fuera de juego. 

Es esa prolongada ausencia la que explica números inusuales, como son los 35 errores no forzados frente a 22 de su rival; la que ejerce de atenuante para su falta de definición en lances concretos, como ese sencillo smash pifiado que le hubiera llevado al deuce, con 4-4 en el segundo set; la que le exculpa de entregar el primer parcial con una doble falta tras haber salvado siete bolas de set, si bien Djokovic apretó lo suyo con el resto, sobre el que edificó buena parte de su victoria. 

«Sólo me he entrenado durante tres semanas en Mallorca y una semana aquí. Sin demasiada preparación, he sido capaz de llegar a una final. Y la he perdido contra el mejor jugador del mundo. Es el número uno. Y para batirle hay que estar al cien por cien. Si no, es imposible», comentó el español. 

Djokovic creció a lo largo de la semana, mientras Nadal encontraba más dificultades de las previstas en los partidos ante Dimitrov y Tsonga. El de Belgrado, ganador también este año del Abierto de Australia y del torneo de Dubai, meditó bajarse del cuadro debido al esguince de tobillo sufrido contra Querrey en la Copa Davis, que apenas le dejó entrenar a principios de semana y le tuvo al borde del abandono en el encuentro de la tercera ronda contra Mónaco. Sin embargo, el suyo no es un problema de falta de rodaje. En el tiempo que Nadal estuvo en el arcén, él ganó, con anterioridad a los títulos reseñados, en Canadá, Pekín, Shanghai y la Copa de Maestros. Es, de hecho, el único tenista que posee ocho de los nueve Masters 1000. Sólo Cincinatti se le resiste. 

El español busca ahora su octavo título en el Conde de Godó, que arranca hoy en Barcelona. No estará Djokovic, pero ambos confluirán nuevamente en Madrid y Roma antes de citarse en Roland Garros, el gran objetivo de Nole esta temporada, el feudo aún blindado por la mano pesada del zurdo.

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