miércoles, 15 de mayo de 2013

Samín Gómez,



El único monoplaza con ojos es el de Samín Gómez, venezolana de 21 años con rostro de chica dura. En el circuito de Montmeló su coche tiene una decoración muy especial, casi de vehículo en campaña electoral. Este fin de semana se ha estrenado en la GP3, una de las categorías inferiores de la Fórmula 1, y por la pista barcelonesa ha viajado rápido y con mensajes. Luce su chavismo entre adelantamientos y frenazos, mientras trata de demostrar que las mujeres tienen sitio en las carreras. 

«Quiero que desde allá arriba el comandante esté orgulloso de mí», dice la debutante. En su bólido junto a las pegatinas de los patrocinadores lucen eslóganes poco habituales en las competiciones de motor. Mirando con atención se descubre el particular homenaje de Samín a su fallecido presidente. «Hecho en socialismo o «Chávez, corazón de la patria» se pueden leer en los alerones y la tapa de motor, donde también destaca la famosa frase del Ché Guevara: «Hasta la victoria siempre». Pero la piloto señala la parte de atrás, donde porta su decoración favorita. Ahí aparecen dos ojos y un entrecejo muy reconocible. Es la mirada del propio Chávez serigrafiada en el costado. 


La pasión por el régimen le llega de su familia, con su padre, Héctor Gómez, como destacado militar y amigo del desaparecido líder. «Conocía al comandante. Siempre me apoyó», cuenta la joven, cuya fecha de cumpleaños conquistó al presidente venezolano. Nació el 4 de febrero de 1992, justo el día del golpe de estado de Hugo Chávez. Sus vínculos con el régimen son intensos, con la empresa nacional de petróleos del país financiando su carrera. 

A cambio, este sponsor coloca propaganda chavista en el coche. En su categoría ella y la española Carmen Jordá son las únicas chicas. «Podemos llegar algún día a la Fórmula 1, claro que sí»», explica la venezolana, con fama de agresiva al volante. Su última visita a Venezuela fue para votar en las elecciones a Nicolás Maduro.

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