Nuevo luto en el deporte italiano. Cuando todavía no se han cumplido dos años de la muerte de Marco Simoncelli en el circuito malayo de Sepang, otra tragedia ha vuelto a sacudir al motociclismo. Otra muerte en plena competición. Ayer, las lágrimas volvieron a aflorar tras conocerse la muerte de Andrea Antonelli (25 años) en una prueba del Mundial de Supersport en el circuito de Moscú.
Antonelli, natural de Castiglione del Lago, acumuló en su carrera 14 podios. Siempre brilló en todas las categorías en las que compitió. Su progresión fue evidente año a año. En 2007, su mejor temporada, se proclamó subcampeón de Europa de Superstock 600 y logró su victoria más importante en el circuito holandés de Assen. Tras ello, accedió a la categoría de Stock 1000, donde destacó en 2010 y logró el cuarto puesto de la general. La temporada pasada se asentó en el Mundial de Supersport y este mismo año, tras cumplir los 25, mejoró los resultados. Cosechó un cuarto puesto en el Gran Premio de España y la séptima posición de la general, con el equipo español Team Go Eleven, a mano de su Kawasaki Ninja.
En el recién estrenado circuito de Moscú, Antonelli se disponía a avanzar desde el arranque de la segunda manga en un escenario castigado por la lluvia. La peligrosidad era evidente. Marco Melandri, vencedor de la única carrera de Superbikes disputada, declaró que la prueba no se debería haber corrido. «Con la lluvia no se veía nada, deberíamos haber parado, pero como siempre, a los pilotos no se nos escucha», advirtió.
La tragedia apareció en una de las primeras rectas, cuando el piloto italiano, que circulaba a una velocidad de 250 km/h, se cayó y luego fue embestido por su compatriota Lorenzo Zanetti. El golpe fue tremendo. Antonelli sufrió un traumatismo craneoencefálico severo, que impidió que los servicios médicos del circuito pudieran reanimarle. Otra baja en el motociclismo italiano que se une a las anteriores de Sauro Pazzaglia (1981), Paolo Tordi (1976) Giovanni Ziggiotto (1977) o Dario Ambrosini (1951).
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