martes, 3 de diciembre de 2013

Tras la muerte de Paul Walker


Paul Walker ha dejado un vacío más allá del aspecto sentimental. Su trágica muerte el sábado en un accidente de tráfico plantea una serie de disyuntivas a los estudios con los que estaba trabajando. El problema más grave, a simple vista, es el que tiene el director James Wan, responsable de la séptima parte de la saga Fast & Furious, que contó con el actor californiano de 40 años desde el principio como estrella consumada de la franquicia. 

Según varias fuentes, Walker no dejó el suficiente material grabado como para completar su parte, por lo que se está barajando la opción de buscarle un sustituto o cambiar el guión para que no se sienta su ausencia. Cualquiera de las dos resultaría un problema de entidad. 

La más económica, pero también polémica, sería eliminar por completo el personaje de Walker, que interpreta el papel del ex policía Brian O’Conner, una decisión que podría resultar espinosa e impopular dado el calado del actor y la forma en que perdió la vida, al parecer debido a la velocidad y al fuego que se desató después de que el Porsche GT en el que viajaba se estrellara contra un árbol. 

Walker tenía previstas varias escenas esta semana, por lo que es probable que se tenga que retrasar el rodaje hasta que Wan y los productores encuentren una solución al problema. De momento Universal ha preferido no comentar nada al respecto, aunque no hay duda de que sabrán salir de la situación como ya antes ocurrió en Hollywood con otros casos similares. 


Tanto Heath Ledger como James Gandolfini o antes James Dean dejaron trabajos pendientes de estreno en el momento de su muerte, películas que después hicieron las veces de homenajes póstumos, algo que a buen seguro querrá usar Universal para continuar con el tirón de la saga en taquilla. Hasta la fecha, las seis películas anteriores han recaudado 2.400 millones de dólares en todo el mundo.

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